sábado, 22 de septiembre de 2007

LOS AMIGOS CELEBRAN A LA ABUELITA LILY

MANSIÓN CORVALAN CELEBRÓ LOS 81 DE LA ABUELITA LILY
AMIGOS Y PARIENTES LLEGARON A BRINDAR POR ELLA

















































































FUE UNA INOLVIDABLE NOCHE DE EMOCION Y BUENAS VIBRAS
POR LA GRAN LILY CASTILLO DE CORVALAN
















































viernes, 21 de septiembre de 2007

FELIZ CUMPLEAÑOS 81 ABUELITA LILY



FELICES 81 ABUELITA LILY





UD HA SIDO LA FIRME RETAGUARDIA DE LA FAMILIA


Y MUCHAS VECES LA VANGUARDIA DE LOS CORVALAN


ESTE 21 LA SALUDAMOS CON INMENSO AMOR


EL PRIMERO CON BISNIETO PROPIO


EMILIANO SALUDARÁ HOY A SU BISABUELA


Y LUEGO VIENE LA LARGA LISTA DE NIETAS


Y EL FAMOSO NIETO MEXICANO


Y TODAS LAS HIJAS

MAS LOS YERNOS

Y LA NU(SI)ERA


Y DON LUIS CON EL GRAN REGALO GRAN


ESTAR JUNTO A ELLA A SUS 91



Y ESTE MES LUIS ALBERTO

HA ESTADO MAS PRESENTE QUE NUNCA

HACIENDO LATIR EL CORAZON DE CORVALAN

JUNTO A LOS GRANDES AMIGOS Y COMPAÑEROS

QUE HOY LE DICEN FELIZ CUMPLEAÑOS

FAMOSA LIDE GLADYS CASTILLO RIQUELME

miércoles, 19 de septiembre de 2007

LUIS CORVALAN CUMPLIÓ SUS 91


LUIS CORVALAN CUMPLIÓ SUS 91
CON ESQUINAZO Y TRASTRASERA INCLUIDA


CON UNA SUPERTORTA PREPARADA POR SUS AMISTADES



COMO LA FAMOSA Y COMBATIVA ANA GONZALEZ DE RECABARREN
CON LOLAS DE TODOS LOS TIEMPOS



TODO MUY CARGADO AL RICO DULCE CHILENO Y CON LINDOS
ENGAÑITOS
DE LOS AMIGOS

Y FUE CON ESQUINAZO Y TODO DADO POR EL CUNCUMÉN,
NADA MENOS.
Y MENSAJES DE MUCHOS COMPAÑEROS HACIENDO VOTOS PARA QUE LLEGUE A LOS 100 COMO MÍNIMO.
Con la FUERZA de la RAZON de sus Principios,reciba un cariñoso Saludo de cumpleaños.SALUD!!!! por sus 91 años. Afectuosamente Mario Urzua.
Por intermedio de nuestro compañero Rodrigo, le deseamos a Ud. querido compañero Corvalán, felicidades en sus 91 años, junto a su familia. Como dicen los suecos en su canción de cumpleaños, que Ud. viva más de 100 años. Felicidades, Fernando Wenger
Don Lucho : Reciba mi más afectuoso saludo en este día en que cumple 91 años de vida. Y como usted dijera alguna vez : "lo vivido y lo luchado....no me lo quita nadie". Pues que lo siga viviendo, como hasta ahora, rodeado del cariño de la compañera Lily, de sus hijas y de toda su familia. Y que siga, con su sola presencia, alentando el espíritu revolucionario en todos aquellos que lo encuentran en las actividades públicas a las que usted asiste. En los meses que vivo en Chile cada año, tengo el placer de constatar, en esas ocasiones de encuentros públicos, el respeto y la emoción con que los compañeros, jóvenes y viejos, se acercan a usted para saludarlo. Recuerdo haber leído en alguna página que cuando las hijas de Marx hicieron unas preguntas fundamentales a su padre, a la pregunta: "qué es la felicidad ? " él les respondió " la lucha". Creo, de acuerdo con Carlos Marx, que usted ha sido y es un hombre feliz. Don Lucho, reciba de mi parte, con profundo respeto y admiración, un gran abrazo deseándole un felíz día de cumpleaños Víctor Díaz F.Desde Quebec, Canadá

viernes, 14 de septiembre de 2007

FELICES 91 TATA LUCHO CORVALAN


FELICES 91 TATA LUCHO CORVALAN


Este viernes 14 de septiembre Luis Corvalán Lepe ha cumplido 91 años.

Y los celebra sin boato ni homenajes, sino al calor de la familia, aunque muchos familiares, amigos y compañeros lo han estado llamando y saludando.
A los 91 el Tata se encuentra trabajando en su computador, preparando un gran libro sobre la Democracia que promete ser un tremendo testimonio del aporte que han hecho los comunistas a la construcción de la democracia en Chile.
Doña Lily como siempre ha estado recibiendo llamadas telefónicas y visitas de queridos amigos, parientes y compañeros que llegan con presentes, regalos y engañitos para don Luis.
Y su nieta más chica, Catalina de 3 años, lo invitó esta tarde a su jardín donde le bailará una cueca dieciochera.
Si bisnieto Emiliano, también estará para saludar a su bisabuelo, junto a su mamá, Adela Secall, su abuela Viviana y su apá el Macha.
Este año no estará Andrea "Rulito" que lo ha llamado desde los Estados Juntos donde se encuentra estudiando.
Lo mismo desde México lo recuerda su nieto Diego, el único que puede preservar el apellido,
Su hija Pilina, su yerno más antiguo Rodrigo y su nieta Ximena se preparan para el encuentro de esta noche.
Lo mismo su nu(si)era Ruth que este mees organizó el lanzamiento del libro y de la película.
Su hija María Victoria le hizo un singular regalo y junto a Julieta, Irina, Catalina y el Flaco Ro se aprestan a alegrar esta jornada.
TODA LA FAMILIA LE DICEN HOY, FELIZ CUMPLEAÑOS, TATA LUCHO, FELICES 91, YA FALTA MENOS PARA LOS 100.

REFLEXIONES DE JORGE MONTEALEGRE EN EL LANZAMIENTO DEL LIBRO DE LUIS ALBERTO


PALABRAS DE JORGE MONTEALEGRE EN EL LANZAMIENTO DEL LIBRO DE LUIS ALBERTO, "VIVI PARA CONTARLO"
("Escribo sobre el dolor y la esperanza de mis hermanos")

Agradezco infinitamente a Ruth Vuskovic el haberme invitado a compartir la presentación del libro de Luis Alberto. Le dije que tal vez era más adecuado que ocupara este lugar alguien que lo haya conocido más: un camarada, un compañero de camarín en el estadio o de casa en Chacabuco. Alguien como Milton Lee, Marino Tomic, Manuel Cabieses, en fin. Me honra ser yo el invitado y trataré de hablar por otros que también lo recuerdan con inmenso cariño y respeto. Este es un libro que he leído muchas veces, y parte de él la he citado en mi propio testimonio –“Las frazadas del Estadio Nacional”- con el fin de acercarnos a un relato colectivo donde cada uno va poniendo una pieza para completar una memoria que nunca termina de construirse.

Tanto es así, que hace menos de una semana aparece en las noticias el procesamiento a Humberto Minoletti, el oficial de Ejército que nos recibió en Chacabuco y que está consignado en este libro desde 1975. Con su corvo a la vista y una fusta en la mano, dueño del mundo, Minoletti nos propinó una diatriba que nunca olvidaríamos. Mientras hablaba de la patria y la antipatria, los soldados nos sometían a una vejatoria y minuciosa revisión que, además de absurda, era inútil. Las amenazas llovieron en el desierto. Y a Minoletti había que creerle. Años más tarde nos enteramos de que poco antes de inaugurar Chacabuco había participado en los crímenes de la llamada Caravana de la Muerte, exhumando cadáveres y cambiándolos de lugar en el desierto. Hoy sabemos de su condena. Una justicia que tarda demasiado y que en este caso no llega, porque Minoletti está en el extranjero y hay que extraditarlo. Pero su nombre está en este libro. Y eso es muy significativo.

Defender la memoria y la utopía es un objetivo más ético que estético en un relato que nace principalmente como una expresión testimonial, desde la experiencia de la derrota y la represión en el Chile de 1973. En esta obra, que hoy se publica con el título “Viví para contarlo” coexiste propiamente el relato y el anecdotario, con el testimonio formal ante una Comisión Investigadora Internacional y el discurso político, que denunciaba la represión en el contexto de la solidaridad internacional y del exilio. Una modalidad de registro –de oralidad y escritura- que se potencia con otras formas de testimonios que se trenzan con la política y la literatura y la historia. Es, entonces, escritura de la memoria. "Toda literatura -afirma el escritor cubano Víctor Casaus- ha sido siempre un acto de testimonio. La poesía oral y olvidada de los pueblos del pasado; los textos clásicos que narraron las grandezas y desventuras de los héroes míticos; los poemas épicos que cantaron hazañas increíbles; las novelas que se propusieron revelar minuciosamente los paisajes interiores y exteriores de sus personajes y épocas; y aún la obra que fue creada -confesión de su autor- para huir del mundo circundante: todos dieron testimonio -incluso sin proponérselo- de sus respectivos tiempos, las condiciones sociales y económicas, las costumbres y hábitos, las relaciones entre los hombres, o la relación del hombre consigo mismo".[1]

En este caso, el testimonio es intencionado y está referido a las condiciones de prisión en el Estadio Nacional y Chacabuco y cumple –tal como lo plantea Juan Armando Epple- con ese “objetivo central o primordial del testimonio (que) no es explicar comprensivamente toda la trayectoria vital del autor y su tiempo, sino dar cuenta de la experiencia crucial de la fractura o del cambio. El propósito narrativo del testimonio es documentar, así, lo inédito".[2]

La experiencia crucial, en Luis Alberto, de la prisión política inmediatamente después del golpe. Crucial en lo personal, en un cambio de guión vital individual, pero coincidente con la experiencia crucial de miles de personas. Así, el “testimonio busca dar cuenta de los hechos que pueden explicar los cambios de una sociedad en su etapa inicial, y como todo discurso dialoga implícitamente con un código colectivo de sentidos, insertándose en una historia mayor".[3]

Junto con dar cuenta, el testimonio tiene validez literaria y autenticidad histórica. El texto es un objeto que "cuenta" la historia a partir de elementos anecdóticos verdaderos o "no-ficticios". El libro de Luis Alberto, escrito inmediatamente al llegar al exilio, es también, como escritura, testimonio de una época y una circunstancia de solidaridad internacional, de denuncia, en un contexto de guerra fría.

En sus páginas, Luis Alberto es un testigo y un protagonista, que registra y divulga su experiencia con criterio de veracidad. Es minucioso y preciso en su defensa personal contra el olvido. En esa perspectiva, estamos ante un genuino aporte a la memoria histórica. Ahora, que sea riguroso y que sea protagonista, no descarta una perspectiva de relato hecha desde la sencillez que humaniza el relato y que ilustra una situación colectiva ni deja afuera el sentido del humor que lo caracterizaba.

A Coné –así le decíamos porque era hijo de Condorito- se le achicaban los ojos cuando sonreía. Y lo hacía frecuentemente, a pesar de las circunstancias. Tenía facilidad para encontrar ese ángulo gracioso que hacía de nuestra situación una tragicomedia. El humor de Luis Alberto enseñaba a vivir. En éstas, sus memorias de prisión, registra con mucha gracia un episodio pleno de picardía, irónico para carceleros y prisioneros, donde la precariedad del poder, la humanidad y el absurdo alcanzan dimensiones insólitas difíciles de aceptar por las historias oficiales. Me refiero a la banda de guerra encargada al preso político Filistoque, que no contaré ahora para que sea el mismo Luis Alberto quien se las cuente desde su libro. Pero es imperdible. En base a ella, el dibujante Guidú –Guillermo Durán- publicó una historieta cómica hace algunos años.

Con Luis Alberto Corvalán nos hicimos amigos en el Estadio y más tarde debimos compartir Chacabuco, otro campo de prisioneros. Luego, también nos encontramos fuera de Chile. En 1975 estuvimos juntos en México para testimoniar ante la III Sesión de la Comisión Investigadora de los Crímenes de La Junta Militar en Chile. Con un soplo al corazón y resentido irreparablemente por las torturas, al poco tiempo murió en Bulgaria, a los 28 años. Es difícil olvidar la sencillez y la juventud, el coraje y la alegría de Coné.

La familia de Luis Alberto fue diezmada con el golpe de Estado. Además de tener a su padre en la Isla Dawson, su propia esposa estaba prisionera… en el mismo Estadio Nacional. "Muchos de los que allí estábamos teníamos a nuestras esposas —escribe en estas páginas—. Muchos fueron interrogados en presencia de ellas (…) o ellas en la presencia de sus maridos para que éstos confesaran y firmaran documentos que consignaban crímenes o delitos jamás cometidos. A muchos, incluso, les fueron a buscar a sus mujeres a las casas para cometer tales barbaridades".

En las galerías sabíamos del caso de Luis Alberto y Ruth. Era muy comentado por la prominencia de sus padres: Coné era hijo del senador Luis Corvalán, jefe del Partido Comunista; y Ruth, de Pedro Vuskovic, ex ministro de Economía del Gobierno del Presidente Allende. "Al no encontrarlo se llevaron a mi esposa que amamantaba al pequeño de tan sólo ocho meses de edad".

En el Estadio, él estaba preso en el recinto futbolístico; ella, en la piscina. En cierta oportunidad los milicos pidieron voluntarios para ir a dejar frazadas y colchonetas a la piscina. Estábamos en las graderías, cerca de la puerta de Maratón. Para muchos era buena cosa hacer estos trabajos, porque podía significar más pan o información u otro aire. Pero esta vez, como en un pacto silencioso, no tuvimos ni un asomo de dudas para que la oportunidad fuera aprovechada por Luis Alberto. Y se le facilitó el camino para que resultara casualmente voluntario. Y partió. "Ante nuestros ojos aparece una montaña de colchones y frazadas. Pienso para mis adentros —escribe Coné— ¡cuánto frío estamos pasando y estos hijos de puta a unos metros de nuestro frío tienen almacenado y ordenadito el abrigo que nos niegan!"

Esta vez el calor de las frazadas tenía un destino que Luis Alberto todavía no tenía claro. La carga se echó en un carrito y la sorpresa fue tomando forma en la medida que se acercaban a la piscina. "El corazón brinca de alegría y quiero ir más rápido que la escolta. Me doy cuenta que podré ver a mi compañera". Llegan a los camarines de la piscina y son recibidos por las prisioneras, llenas de preguntas y de cariño. Mientras unas buscan a Ruth, otras descargan el carrito para que Luis Alberto quede desocupado. Y se encuentran. Luis Alberto relata ese encuentro. Hasta que alguien le advierte: -¡Listo, compañero! Apúrese porque llegó un oficial.

Además del amor –que no es poco- nuestras necesidades eran básicas: abrigo y alimento. El momento del reparto de la comida era un instante de angustia porque la comida nunca alcanzaba para todos. Se repartía menos de la que era necesaria, por tanto dependía mucho desde donde empezaba su recorrido la escuadra de servicio —y quienes integraban esa escuadra— para calcular hasta dónde había comida asegurada y quienes peligraban con quedarse sin su ración.

Luis Alberto relata que con otros compañeros se preocuparon de "infiltrar" las escuadras de servicio para neutralizar al lumpen. "Los carceleros -escribe- dejaban hacer, estimulaban a esos elementos para que robaran el pan de otros prisioneros. Muchos iban quedando en cada camarín sin la ración de pan. La Escuadra de Servicio afirmaba haberles entregado la magra ración. El incidente terminaba siempre con la intervención presta del centinela, que ponía el cañón en la cabeza del que reclamaba su derecho y daba incondicionalmente la razón a la Escuadra de Servicio. De este modo se habían convertido al poco andar, en instrumento de provocación y división".

La infiltración de la escuadra de servicio, como una tarea política, convirtió a estos compañeros en correos internos o en "espías" que fueron muy importantes para enterarse de que tal o cual camarada también estaba preso y que, a través de esta escuadra, se le podía hacer llegar alguna ayuda. “Participé en las cuadrillas para repartir comida —recuerda Ángel Parra—. Eso nos permitía ir por todo el recinto viendo quién estaba, en qué condiciones y pasar la voz”.[4] A Luis Alberto le servía para negociar: en la confianza que se establecía entre el suboficial a cargo y "su" escuadra de servicio, pudo conseguir que aumentaran las raciones. Para el convencimiento hubo que adulterar algunos "partes de fuerza" y aumentar el número de "personal detenido". Así, luego de haber desplazado al lumpen, la escuadra política pudo mejorar el servicio: "Al día siguiente —relata Corvalán— comenzamos por los camarines que considerábamos más débiles dejando para el último los camarines patria o muerte. Dos cucharones por persona mientras uno le metía conversa al guardia. Ese día hubo más orden que nunca en la fila. Trabajamos con dos fondos simultáneamente para así debilitar la vigilancia de la guardia. Al frente de cada cucharón colocamos a los más diestros en el manejo. No se les veían las manos al repartir el segundo cucharón. Ese día repartimos los porotos, no con el nudo en la garganta como los días anteriores a pesar de que era seguro que más de un camarín y nosotros mismos nos íbamos a quedar sin ración. Repartimos los porotos con la alegría de quien está luchando".

Al finalizar el reparto la misma escuadra de servicio tenía que lavar los fondos: "meter medio cuerpo dentro de éstos y con la mano raspar las sobras hasta hacer lucir el aluminio". Me imagino a Luis Alberto en esa faena que, en el fondo, fue parte de una misión heroica.
En fin, hay que leer estas historias y saber, entre otras cosas, como una naranja daba para 150 porciones y otras muestras de solidaridad en una situación límite.

Del estadio nos llevaron a Chacabuco: un pueblo fantasma, una oficina salitrera abandonada, donde brotó una vida cultural sui generis. Con veladas, concursos y tertulias. Además de los plantones al sol. Milton Lee, en un homenaje que se hizo en Roma, en 1975, cuenta la participación de Coné en un show de los prisioneros, haciendo la mímica del conjunto Los de Chacabuco, que organizara Ángel Parra; en otra humorada se caracterizó como “Coné Fú”… por mi parte, lo recuerdo dirigiendo una verdadera murga, parodiando consignas políticas, que invitaba al Festival de la Canción y la Poesía de Chacabuco. Eso era lo público y festivo, lo combinaba con la participación –según cuenta Milton Lee- de una escuela de cuadros clandestina dentro de la prisión, que camuflaron como una clase de astronomía. Luis Alberto fue un héroe risueño.

Con el poeta Rafael Salas compartíamos un lugar que le llamábamos el sucucho. En su pared instalamos una planilla de sueldos de la oficina salitrera, al revés, para que cada persona que entrara al sucucho escribiera lo que quisiera. Luis Alberto anotó lo siguiente:

Aquí aprendí a conocer
Las manos de los obreros.
Son esas manos
Las que hacen guitarra,
Poema, canción,
Fábrica, historia, amor.
Son esas manos
Las que hacen la vida.
Coné

Por esas manos había decidido perfeccionar sus estudios de agronomía, porque él tenía un compromiso con su tierra y con los hombres de esa tierra. Aunque fuera la tierra del destierro. Ese aprendizaje, registrado en un papel histórico, trasciende la experiencia personal y ese momento. En este libro –y gracias a sus editores del exilio, de la clandestinidad y ahora legalmente en Chile- Luis Alberto sigue compartiendo ese aprendizaje, que también es parte de nuestro aprendizaje y del aprendizaje de aquellas personas que no vivieron en carne propia la experiencia.Para mí, que escribo desde esos días y que he convertido la escritura en un oficio imprescindible, el sucucho –donde escribió Luis Alberto- fue mi primer taller literario. Así lo veo a la distancia. Lo recuerdo con nostalgia, a pesar de los sufrimientos que nos causaba la injusticia. Pero nostalgia, es la palabra correcta; esa vieja palabra, etimológicamente significa "regresar al dolor" y esta forma de volver a Chacabuco es doloroso. Se trata de hacer memoria de todo para rescatar con gratitud ciertos pasajes.
Finalmente, este libro –en nombre de Luis Alberto- tempranamente asumió una función y una misión. Los ex prisioneros han hecho un ejercicio de memoria individual, que ha sido compartido y potenciado en el colectivo. Se lo han propuesto como una acción necesaria a realizar, asumiendo como un deber el acopio, el registro y el relato. Esto se ha cumplido en diversos formatos, haciendo honor a una suerte de pacto no escrito de los prisioneros de contar, de hablar a ‘los demás’, de hacer que ‘los demás’ sepan lo que pasó. Hablamos por nosotros, pero sabiendo que estamos ilustrando un momento colectivo. Hablamos por otros. Somos todos y nadie. Y contamos lo nuestro con urgencia, porque los sobrevivientes de cualquier tiempo somos naturalmente una especie en extinción. Luis Alberto Corvalán lo hizo: vivió para contarlo. Y lo contó bien.

Jorge Montealegre Iturra
3 de septiembre de 2007.

[1] Víctor Casaus, El testimonio y el cine cubano, en: Defensa del testimonio, Editorial Letras Cubanas, Cuba, 1990, p.60.
[2] Juan Armando Epple, El discurso memorialístico de la mujer en Chile, en El testimonio femenino como escritura contestataria, Emma Sepúlveda Pulvirenti, editora, Ediciones Asterión, colección Tierras Altas, 1995, p.148.
[3] Juan Armando Epple, op. cit., p.149.

[4] Ángel Parra, entrevistado por Tati Penna. En: Siete +7, N°30, 4 de octubre de 2002.

martes, 11 de septiembre de 2007

CINE ARTE ALAMEDA PRESENTA "EL CORAZON DE CORVALAN"

Román Karmén y “El corazón de Corvalán”

(Palabras de José Miguel Varas, Premio Nacional de Literatura, 6 de septiembre)

El estreno en Chile del filme “El corazón de Corvalán” es un acontecimiento cinematográfico y también, sin duda, político. El realizador de este documental, el cineasta soviético Román Karmén, estuvo siempre, cámara en mano, en primera línea en los puntos calientes del planeta, registrando de los acontecimientos que conmovieron al mundo en el siglo XX.

Un regalo de la infancia o del comienzo de la adolescencia puede determinar en gran medida del destino de un hombre. Román Karmén era un niño, un niño ruso en los primeros años del poder soviético cuando su padre le regaló una pequeña cámara de cine de marca “Brownie”. El muchacho comenzó a filmar en todas partes lo que ocurría ante sus ojos, y aquellos eran tiempos en que pasaban muchas cosas. Estaba en todas. ASí se convirtió en un profesional del cine y lo fue toda su vida.



Para cualquier historiador o documentalista que quiera conocer y presentar visualmente hoy, de manera directa, aquellos momentos decisivos, resulta inevitable recurrir a los documentales de Karmén: “Madrid en llamas” y “Granada, Granada mía”, en los años 30 y 40, sobre la guerra civil española; “La derrota de las tropas alemanas en Moscú” sobre la gran batalla librada en las cercanías de la capital soviética en 1941, el primer revés sufrido por la máquina de guerra de Hitler en la II guerra mundial. Un filme que recibió por primera vez en la historia un premio insólito: el Oscar de la Academia de Hollywood. Karmén fue también el primero en presentar imágenes de los campos de exterminio de los nazis. En 1945 registró con su cámara, filmando por encima del hombro del mariscal soviético Gueorgui Yukov, el momento en que los jefes militares alemanes firman el acta de la rendición incondicional de Alemania nazi, que marcó el término de la guerra. También realizó un documental sobre los procesos de Nurenberg, en el que los principales jerarcas del nazismo fueron condenados a la horca.



En los años 60 y 70, filmó y dio a conocer al mundo imágenes impresionantes sobre la guerra de Vietnam y también fue el primero en documentar cinematográficamente, en el filme “Continente en llamas”, la revolución cubana triunfante y el avance de los procesos revolucionarios en América Latina, incluída la elección de Salvador Allende. Registró el golpe militar de 1973 con la película documental “Chile, hora de lucha, hora de inquietudes” y luego con “Camaradas”, realizado cuando Luis Corvalán estaba prisionero en la isla Dawson.
Más adelante, escribe Román Karmén, en un artículo publicado en la revista América Latina, “me surgió la idea de consagrar a Corvalán un filme completo que constituyera un aporte al noble movimiento de solidaridad con los demócratas chilenos... y que pudiera contribuir a la liberación de Luis Corvalán”.

Al principio pensó en un cortometraje pero gradualmente comprendió que “era inevitable ampliar nuestro relato, que no podía ser un cartel conciso y lacónico. Nuestra tarea se nos presentó mucho más amplia, si bien más difícil y complicada”.



Con la ductilidad propia del creador de documentales, su perspectiva siguió cambiando con la marcha del tiempo. En Sofía, Bulgaria, entrevistó a Luis Alberto Corvalán, un año después de las atroces torturas a que fue sometido en el Estadio Nacional de Chile. Poco después. Luis Alberto moría de un síncope cardíaco, a los 28 años de edad. “El autor de estas líneas –escribió Karmén- ha visto en su vida muchas muertes. Pero me estremeció la muerte de Luis Alberto Corvalán”.



El resultado de este trabajo y de estas emociones, la identificacipon del realizador por el pueblo chileno y con esa familia tan chilena, la de Lucho y Lily y sus hijas y sus amigos y su Partido, dieron a este documental –que se comienza a exhibir por primera vez, a partir de hoy en una sala de cine en nuestro país- una fuerza emocional extrordinaria, que se refuerza con la exactitud periodística y el sentido político de la narración.



La filmografía de Román Karmén es escasamente conocida en nuestro país pero tiene un alto prestigio internacional. Se le considera uno de los fundadores y uno de los más altos exponentes del cine documental en el mundo. En la antigua sala de cine “Ilusión” de Moscú se rindió homenaje el año 2006 a este notable cineasta con motivo del centenario de su nacimiento. ¡Y qué homenaje! Sus filmes documentales fueron proyectados allí durante 10 meses. Un verdadero curso vivo de historia contemporánea.



“El corazón de Corvalán”, que ahora nos disponemos a ver es un documento humano conmovedor, tanto más, precisamente, porque es un capítulo de nuestra historia reciente.

José Miguel Varas
6 septiembre 2007

(Esta película se exibirá hasta el 20 de septiembre en Cine Arte Alameda)

sábado, 8 de septiembre de 2007

HILANDO FIBRAS DE CORAZON

Ayer hablaba con mi amiga Anamaría y reflexionaba si estoy ya desocupada después de que ha pasado esta semana con los "corazones de corvalán". Le decía que si... que ya puedo descansar... pero... en ese mismo instante y a medida que seguímos conversando me iba dando cuenta que no me puedo quedar detenida.

Las cosas están vivas y si las alimentamos siguen viviendo: en la mañana tenía que esperar la llamada de un periodista del periódico La Tercera que quería revisar unas fotos de Alberto porque está preparando un reportaje.
Me sorprende ese muchacho con su altura y su mirada limpia... y cómo me dice! ... "es que quiero hacer un reportaje de él... de Alberto... de su vida... de lo propio de él... independientemente que sea hijo de ese gran hombre que es Corvalán" .

Después de hablar con mi amiga entonces, tomo conciencia que no me puedo detener... y me pongo a escribir en una hoja roja , los pendientes que tengo de corazón.. agradecer a la Universidad de Los Llagos por haber agcogido ese momento de homenaje y encuentro en el lanzamiento del libro, agradecer a Fernando Yañez y Moisés Chaparro los payadores, agradecer a mi amiga y compañera de colegio Isable Aldunate, agradecer a Vivian Lavín de la radio de la Universidad de Chille por su difusión, agradecer a Sergio Campos por lo mismo, a Radio Beethoven por lo mismo mismo . Contestar las cartas de los amigos que escriben para felicitar, agradecer a mi amigo Osiel por la preventa de 30 libros, a Punto Final, Manuel Cabieses y su hija Francisca, al Veragua por el lienzo del cine, a los chacabucanos por el vino del vino de honor. a la Roser por lo del cine.

Hoy a las dos de la tarde, fui allí, a probar otras copias de la película para ver si encontrábamos una mejor imagen... tenía que ir porque además era "orden" de mi suegrito... él estaba preocupado de cómo podíamos mejorar eso! Ahí volví a remirar la historia, a mi Alberto, a mi Diego... a mis Corvalanes Castillo .. a mi tierra, a mis padres... a mis compañeros de Bulgaria, las calles de Sofía... y a mi .. de antes y de ahora. Aproveché de poner un letrerito: para quienes deseen obtener el DVD o el libro que escriban a arruvu o me llamen por teléfono.

Me vine contenta ... aunque como miré la película solita .. cayeron unas lagrimitas. Pero, bueno.. hacendosa... lavando lavando....

Entonces ando pensando como seguir ordenando y reciclando estas fibras de estos corazones que laten... de cómo llevar la película a provincia y me acuerdo de que en Pto. Montt está Claudio Sapiain cineasta amigo... cómo lo ubicaré?... y pienso en Douglas Hubner que lo llamo pero su tel. ya no existe... y coincide que lo escucho en la radio de la U y habla de los documentales y el festival de Valpo. .. sincronías... sincronías.

El lunes o martes, hay que llevar a película a la cineteca de la moneda porque a ofecimiento de mi amiga Maggi podemos remasterizarla y a la vez dejar una copia allí en ese centro de documentación. También tengo que llevar libros a la librería Prosa y Política de mi amiga Berta que los ofrecerá allí.

Tengo que organizar hacer las copias de la peli porque las ofrecimos y algunos las pagaron.y... ufff mucho trabajito bonito.
Tengo que hacer una nota para Perlita de la Radio Tierra para que siga avisando la película.... y sigo buscando a Jorge Montealegre para agradecer y devolverle los innumerables materiales de Alberto que ha guardado con tanto cariño por años y han sido tan útiles duarante estos días.

Ah!!! y gracias a los Sánchez... por esa preciosa onda búlgara impregnada de los dulcecitos de la Ligua que trajeron para el día 6!!!
Dulces ... dulces.... latidos
Arruvu

viernes, 7 de septiembre de 2007

"EL CORAZON DE CORVALAN" YA ESTÁ EN EL CINE ARTE ALAMEDA











"EL CORAZON DE CORVALAN" ya está en el Cine Arte Alameda
Este documental del cineasta soviético Román Karmen, fue visto por destacadas personalidades que llenaron el recinto del ex Normandía, para recordar lo que fueron los días de la Unidad Popular, un estadio nacional lleno de banderas rojas y de jóvenes felices, del inicio de la dictadura y la prisión del ex senador Luis Corvalán, contada por su hijo Luis Alberto, que durante la filmación de esta película muere víctima de las torturas sufridas en el Estadio Nacional y en el campo de concentración Chacabuco.
Este es un tremendo documento que puedes ver en El Cine Arte Alameda, junto al Metro Baquedano.


Allí llegaron numerosas figuras de la política nacional, profesionmales, trabajadores, pobladores,




representantes de las organizaciones de los derechos humanos
y muchos amigos de la gran familia Corvalán
que al término de este emotivo film brindaron con el





rojo pipeño del Tata Lucho
pensando en tiempos mejores.



El presentador fue nuestro amigo y compañero, el periodista y Premio Nacional de Literatura, José Miguel Varas, que dejó de lado su prosa irónica, para



darle categoría, altura y proyección al relato de aquellos tiempos y a este famosa cinta que por fin se proyecta en Chile.









Felicitaciones para Ruth Vuskovic y Viviana Corvalán, las principales organizadoras de este evento que se hizo junto al lanzamiento del libro de Luis Alberto Corvalán, "VIVÍ PARA CONTARLO", en homenaje al 60 aniverrsario del nacimiento de nuestro querido hijo, hermano, esposo, padre, cuñado y tío, el famoso Coné.





lunes, 3 de septiembre de 2007

CORVALAN SALUDA A SU HIJO LUIS ALBERTO
















Corvalán saluda a su hijo Luis Alberto

(La Universidad de Los Lagos, sede Santiago, abrió sus puertas a través de su director Oscar Garrido, para recibir al ex senador Luis Corvalán, que este 3 de septiembre encabezó un emotivo y firme homenaje a su hijo Luis Alberto, que este año habría cumplido 60 años.
Allí estuvo la actriz Adella Secall, sobrina de Luis Alberto, Oscar Azócar compañero de la J, Jorge Montealegre, compañero de prisión, el editor Gustavo Ruz, los payadores Moisés Chaparro y Fernando Yáñez y su compañera de colegio, la cantante Isabel Aldunate.
Estuvieron Doña Lily, su madre, sus hermanas Lily, Vivi y Mavi, su esposa Ruth, sus amigos, compañeros, destacadas autoridades y personajes que valoran la consecuencia de la familia CORVALAN.
Por eso acá el discurso del tata Lucho, que a sus casi 91 demuestra que sigue siendo un comunista ejemplar)

Nuestro querido Luis Alberto nació el 2 de agosto de 1947. Hace, entonces, un mes y un día que se cumplieron 60 años de su nacimiento. Con este motivo, Ruth Vuskovic, quien fuera su esposa y es madre de Diego, el único hijo del matrimonio, nos dijo que sería bueno editar el libro que hoy presentamos “VIVI PARA CONTARLO” y que primitivamente se llamó “Escribo sobre el Dolor Y la Esperanza de mis Hermanos”.
Este libro fue una hermosa y gran iniciativa de Alberto porque en él dejó uno de los más valiosos testimonios de la inhumanidad y de las atrocidades de la dictadura. Al mismo tiempo, dejó páginas inolvidables de la capacidad del ser humano de vencer el terror y soportar las más bárbaras torturas cuando ha abrazado con amor el ideal de luchar, consecuentemente, por el bien y la felicidad de los que viven en la pobreza y sufren la explotación y el maltrato de los poderosos.

Alberto fue detenido el 14 de septiembre de 1973, conducido al Estadio Nacional y después al campo de concentración de Chacabuco. Su compañera estuvo presa en el Estadio y en la Cárcel de mujeres. Su hijo de 8 meses quedó al cuidado de ambas familias.
“Debo declarar –dice en su libro -- que de ningún modo fui el mas torturado y golpeado entre los miles de prisioneros del Estadio”. Pero ¡¡caramba cómo lo flagelaron!!
En su libro narra Alberto que en el Estadio Nacional lo llevaron al Camarín Nº 7, donde estuvo, junto con una treintena de presos, sin recibir ningún alimento durante los primeros 4 días. Al comienzo estaban allí 36 detenidos Al quinto día eran mas de100, todos ellos hacinados en 25 metros cuadrados. El día 12 de octubre, junto a otros presos, es conducido al interrogatorio intensivo.
Relata: “me conducen a golpes de fúsil corriendo por las escalinatas, con los ojos cubiertos por una frazada. Al entrar a la pieza de interrogatorio me reciben con una patada en el plexo solar,… me hacen correr en circulo por la sala con la cabeza gacha y cubierta por la frazada para estrellarme con violencia y de improviso contra las murallas”.
Lo golpean brutalmente, lo amenazan con fusilarlo, varias veces cae al suelo desvanecido y pierde el conocimiento. Le colocan una venda apretada en los ojos…. conectan los electrodos en los genitales, en los oídos, en la sien y en el pecho. Lo golpean en los riñones, en la nuca, el cuello… pierde el conocimiento una vez mas y lo reactivan tirándole agua.
Reanudan la tortura y comienzan a preguntarle “¿dónde está el hijo de puta de tu padre hijo? ¿Cuáles son las caletas donde se esconde?..... Danos nombres, colabora o te fusilamos…. Ningún comunista o hijo de comunista merece estar vivo”

No dice una palabra. y reanudan la tortura. “Escribe en su libro: “de nuevo me aplican electricidad en el ano, y me introducen un objeto punzante por el, me desmayo varias veces y me vuelven a reactivar, siento que me voy a reventar, cuántas horas llevo allí, no podría precisarlo, soy ya incapaz de responder a las preguntas. Sólo emito sonidos guturales, la inconciencia se va tornando permanente. No siento los golpes y casi ya no reacciono a la electricidad.”
Después del interrogatorio lo llevan a la intemperie, es de noche, se despierta con convulsiones y sangrando de rostro y cabeza. “En ese momento – describe-- un oficial se acerca para mirarme, mueve la cabeza en sentido de desaprobación al comprobar mi estado…. llama a tres voluntarios de entre los prisioneros para que me trasladen, se acercan tres jóvenes obreros me levantan en peso y hacen una silla de mano para llevarme. Así iniciamos una lenta marcha a los camarines del estadio.” Allí lo recibe un suboficial de guardia que se estremece al ver su estado. Revisa la ficha donde indicaba que Alberto debía ser conducido nuevamente a interrogatorio.

En su libro escribe“Esto significa que he pasado el primer interrogatorio de mas de siete horas y que aún estoy vivo, pero no hay seguridad de lo que ocurrirá más adelante. Me pregunto por qué tanto ensañamiento en la tortura. Todo ello perseguía que firmara un documento que comprometiera a mi padre”. No lo consiguieron.
Vuelve el suboficial, rompe su ficha y con la ayuda de dos de sus compañeros de camarín lo regresan a este. El oficial indica que lo escondan y que si preguntan por el lo nieguen. Así le salvan la vida.

Mario Benavente, profesor universitario, penquista, uno de sus compañeros de prisión en Chacabuco, en su libro “Contar para Saber” habla con mucho cariño de nuestro hijo, dice: “Los torturadores en su odio lo habían destruido visceralmente . Pero ahí en medio del desierto estaba Luis Alberto cantando, jugando, contagiando con su alegría a sus compañeros. Lo contagiaba todo, su sonrisa iluminada. Se hacía difícil imaginar como ese cuerpo tan frágil pudo soportar el ensañamiento de los torturadores. Nada de lo que acontecía en la reclusión le era ajeno, todas las actividades y componendas programadas hacían en el, no el mejor, pero tal vez el mas entusiasta. Gozaba haciendo bromas y picardías en el transcurso de los juegos.”

Alberto muere el 26 de octubre de 1976 a los 28 años de edad. El Informe Rettig dice textualmente en la página 174 del Volumen II “Luis Alberto Corvalan Castillo… fallece como consecuencia de las torturas recibidas”.

Mi compañera Lily recibió un llamado telefónico desde Sofía. Le habló Julio Alegría, que se había desempeñado como Embajador de Chile en Bulgaria. --Tengo que comunicarte —le dijo— una terrible noticia. Luis Alberto sufrió un ataque fulminante.
Entonces, mi hija Viviana, tomó el fono, hizo de tripas corazón y recibió de Julio y de Ruth una información mas completa. Luis Alberto había fallecido en la madrugada de ese día.

Lily y la mayor de nuestras hijas, que tiene su mismo nombre se encaminaron al campo de concentración de Tres Álamos. No era día de visita, pero lograron ser autorizadas para hablar conmigo, pero sólo durante 5 minutos. El encuentro se efectúo en el descanso de la escala que va al segundo piso del edificio donde permanecía encerrado. Ese fue todo el tiempo y el espacio que nos dieron para tan dramática entrevista. Nos abrazamos sintiéndonos más unidos que nunca en la desgracia y recíprocamente nos dirigimos algunas palabras de aliento tratando de animarnos del golpe mas duro que hayamos sufrido en nuestras vidas.

Luis Alberto nos ha dejado dos testimonios de su corta y valiosa vida. El libro que hoy presentamos y su participación en el documental del gran cineasta Román Karmén.
Cuando su corazón dejó de latir, Karmén que captó con su cámara, la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra mundial y la lucha del pueblo chileno durante el gobierno de Salvador Allende, hacía un documental como un aporte a la campaña internacional por mi libertad. En el se proponía poner de relieve parte de mi vida y de los acontecimientos chilenos a través de una entrevista a Luis Alberto, cuyo deceso lo impactó profundamente. Entonces, una buena parte del documental tomó otro giro, pues Karmén incorporó a él la vida y la muerte de mi hijo. Es un film conmovedor que el cineasta llamó “El Corazón de Corvalan” y que será exhibido en el Cine Arte Alameda desde el jueves próximo.

La última vez que ví a Luis Alberto fue días después que lo liberaran del campo de concentración de Chacabuco. Llega a Ritoque acompañado de su madre y sus hermanas a despedirse de mí en vísperas de su viaje a México, donde se encontraba su compañera Ruth y su hijo Diego. Cariñoso y animoso como siempre. Pero nada me dijo de las feroces torturas que había sufrido.
Seguía mirando la vida con optimismo. Partía con la decisión de luchar afuera contra la dictadura. Y así lo hizo. Se incorporó al movimiento de solidaridad internacional recorriendo varios países, a la vez que se dedicó a estudiar la rica experiencia búlgara en la agronomía. El era agrónomo, profesión que siguió porque tenía que ver con uno de los problemas más importantes para su pueblo, la alimentación. Alberto había conocido las poblaciones, me había acompañado en algunos viajes al sur de Chile. Un día fuimos a la Isla Santa María del Golfo de Arauco y otros a pequeñas aldeas campesinas y reducciones mapuches. Lo golpeó mucho la vez aquella que almorzamos en una de esas reducciones y el almuerzo consistía sólo en papas con merquén. En otra ocasión, siendo todavía niño, marchó con un pequeño cartel en la mano que decía “Ricardo Fonseca, seguiremos tu ejemplo”. En los Liceos Darío y Manuel de Salas y en la Escuela de Agronomía fue siempre un activo militante de las Juventudes Comunistas de Chile. Se distinguió, además, como un entusiasta miembro de la Brigada Ramona Parra e hizo de punta a cabo la histórica marcha por Vietnam desde Valparaíso a Santiago.

Nuestro hijo nos ha dejado también un nieto, el primogénito y el único varón, quien se ufanaba cuando chico diciendo que con él se prolongará la familia. Vive en México. Es un excelente intérprete de la música del Estado de Veracruz. Es músico y aprendiz de LUTHIER. Canta y baila. Tiene la simpatía de su padre y nos viene a ver a menudo.

A nombre de Lily y de toda mi familia, gracias por la concurrencia a la presentación del libro de nuestro amado e inolvidable hijo.

Y muchas gracias al Director del Campus Santiago de la Universidad de los Lagos, señor Oscar Garrido por la gentileza de concedernos esta sala.