domingo, 9 de noviembre de 2008

EL RODRIGUISTA RAUL PELLEGRIN, EL COMANDANTE JOSE MIGUEL VIVE



Otro acontecimiento ha sido la presentación, el martes pasado en la Biblioteca de Matucana 105, del libro de “Mi hijo Raúl Pellegrin, Comandante José Miguel”, de que es autora nuestra compañera y amiga Judith “Tita” Friedmann.
Fue presentado por Mónica González y por Miguel Lawner.

Este último hizo un fecundo y objetivo análisis de la historia del país en tiempos de Raúl, al que tuve el privilegio de conocer así como a sus padres y hermanas en aquellos inolvidables días habaneros. Una velada inolvidable, preñada de recuerdos de años de los que el pueblo chileno ha de estar orgulloso.

Una justa llamada de atención a los señoritos que propagan que el retorno a esta precaria democracia fue el resultado sólo del triunfo del No. Patraña burda que desconoce la influencia determinante del pueblo en las calles, de la lucha multiforme de las masas, del heroísmo de los jóvenes combatientes.

Pienso que las victorias de los comunistas y del Juntos Podemos Más de este 26 de octubre serán otro golpe a las viudas y viudos de Pinochet, a los fascistas disfrazados de demócratas, y a los que no se atreven a dar los pasos necesarios para recuperar una democracia plena. Desde el gobierno comunal la izquierda podrá impulsar con fuerza los cambios sociales que Chile requiere con extrema urgencia.

Eduardo Contreras



JUDITH "TITA" FRIEDMANN V.
Edicion:1ª, Año: 2008 N° de Páginas: 174
Formato: 14x21 cms. ISBN: 978-956-00-00
Editorial: LOM Precio Internet: $6.000 (US$9,38)
http://www.lom.cl/catalogo/productos.asp?lista_autor=1&autor=2436&portal=1&detallado=1

Su madre reconstruye en este libro una vida breve. Apenas 30 años. Nos muestra la etapa de formación de Raúl, su caráter y sus sueños. Judith Friedmann no hace concesiones apologéticas ni da respuestas que desconoce. No acepta verdades reveladas ni utiliza el cartón piedra. No pretende tener la última palabra. Ha escrito este texto emocionante y necesario. quiere pelear contra el olvido, y recordar la existencia generosa de su hijo.



PRESENTACION DEL LIBRO ESCRITO POR TITA FRIEDMANN

MI HIJO RAUL PELLEGRIN
COMANDATE JOSE MIGUEL



Miguel Lawner.

Necesitábamos un libro como el que nos entrega Tita Friedmann. En estos largos años de lo que hemos conocido en Chile como la transición, demasiadas verdades se han conocido a medias, otras han tardado demasiado en conocerse, y aun persisten versiones maliciosamente tergiversadas sobre numerosos hechos o personas que exigen un necesario esclarecimiento.

La historia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, sus orígenes y desarrollo, es una de estas asignaturas pendientes, y el libro que hoy comentamos, es una gran contribución para el restablecimiento de la verdad.

Se trata del relato conmovedor de una madre que describe la corta vida de su hijo: Raúl Pellegrin Friedmann , fundador del FPMR, adolescente con 15 años de edad al momento del golpe militar del 11 de Septiembre de 1973, y que cayó asesinado quince años mas tarde, mientras encabezaba dicho destacamento popular.

Con Tita Friedmann nos une una larga amistad, compartiendo ideales y el noble oficio de arquitectos. Los dramáticos episodios acontecidos en nuestra existencia, no han quebrado una relación, que se conserva tan sólida como hace ya unos sesenta años.



Pertenecemos a la generación que ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, en los años posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial, motivados por la ola progresista que cubrió toda la humanidad, como consecuencia de la derrota inferida al nazismo, y en particular por el rol de la Unión Soviética en dicha conflagración. La superioridad del socialismo parecía indiscutible, y las más altas figuras de la cultura universal adherían a los Partidos Comunistas en todo el mundo, también en Chile.

En nuestra Escuela de Arquitectura, el movimiento estudiantil había impuesto una profunda renovación de los planes de estudio: la Reforma del 46, caracterizada por su alto contenido social. Ingresamos a la Jota y después al Partido Comunista un gran número de estudiantes, varios de los cuales además contrajimos matrimonio, entre ellos, la Tita y Raúl Pellegrin Arias, conocido familiarmente como el Pollo; su hermana: Ety y Pablo de Carolis; el Maco Gutiérrez y Betty Fishman; Carlos Albrecht y Yolanda Schwartz; Pedro Iribarne y Sonja Friedman; Ricardo Tapia Chuaqui; Pancho Ehijo; Sergio González; Alejandro Rodríguez, Sergio Bravo Ramos, que mas tarde derivó al cine, Moisés Bedrack, y nosotros dos con mi compañera, Anamaría Barrenechea, sin mencionar a tantos de las generaciones que nos sucedieron.



Es difícil concebir una amistad tan estrecha como la que se generó en este lote. Fernando Ortiz nos bautizó como la aldea, porque siempre llegábamos apatotados, ya sea a las asambleas de la Fech, como a las fiestas, al cine o a los paseos.
Destacamos en nuestros estudios y más tarde en el ejercicio profesional, conservando siempre a lo largo de los años, los ideales asumidos en la juventud. Nunca separamos la arquitectura del compromiso social.

Nos formamos políticamente en los años de la represión de González Videla. Bajo la conducción de Ricardo Fonseca, de Galo González y Luis Corvalán, el partido nos hizo personas de espíritu abierto, unitario, desprovistos de sectarismo, lejos de la caricatura que suelen atribuirnos.

Tuvimos el privilegio de ser protagonistas en los 20 años de crecimiento del movimiento popular en Chile que culminaron con el triunfo de Allende, y casi todos fuimos distinguidos con altas responsabilidades en su gobierno.
Esas fueron las familias cohesionadas en cuyo seno se criaron nuestros hijos. Nacieron rodeados de ideales, del amor y la solidaridad.

Raúl Alejandro Pellegrin Friedmann es uno de ellos. La mayoría ingresó a las Juventudes Comunistas de Chile y a muy tierna edad cumplieron tareas políticas. Se unieron a las brigadas muralistas, o cargaron sacos de harina durante los paros sediciosos contra el gobierno de la Unidad Popular. Raulí
-como lo llamaba Tita-, endureció sus tiernas manos cosechando tomates en las jornadas de trabajos voluntarios.

El golpe militar en Septiembre del 73 acabó de cuajo con el proceso excepcional que encabezó Salvador Allende. Nuestros hijos vieron frustradas sus expectativas en plena adolescencia. Les cercenaron su futuro. Algunos perdieron a sus padres, la mayoría se quedó sin estudios y sin país
La casa de los Pellegrin Friedmann fue allanada brutalmente, siendo destruidos utensilios, mobiliario o inofensivos objetos domésticos por lo cual la familia debió refugiarse en la Embajada de la República Federal Alemana. Una vez en su interior, el niño les expresó a sus padres muy seria y categóricamente:
“No quiero que me digan mas Raúl ni Raulito. Desde ahora soy Alejandro para siempre” Afirmación que resultaría una suerte de presagio.

La familia se estableció en Frankfurt -Am- Main. Durante tres años, Alejandro se entregó con pasión a las tareas de la solidaridad internacional y formó el conjunto Víctor Jara, entre otras múltiples actividades. Allí confirmó las condiciones de líder que ya había puesto en evidencia durante su infancia. Tita nos recuerda que la profesora de música Luz Albert del colegio La Girouette, donde Raúl cursó la educación básica se refirió a él en esta forma:

“Hay niños a los cuales se les puede presentar cualquier materia: dóciles, receptivos. Raúl, en cambio, hacía que uno preparara la clase a nivel de Raúl Pellegrin. Era súper activo. Era listo para cuestionar o proponer variaciones con un alto poder de encantamiento, súper inteligente era Raúl”

A su vez, Chela, su profesora de castellano sostiene lo siguiente:
“Para los profesores es difícil recordar a todos sus alumnos, especialmente cuando el trabajo ha sido por más de treinta años. Desde el comienzo me impresionó Raúl Pellegrin. Era pequeño, pero sobresalía en todas las actividades que realizábamos. Improvisábamos los experimentos y nos divertíamos. Recuerdo que el curso estaba constituido por alumnos muy diferentes, lo que me hacía difícil a veces, atender a niños como Raúl, más inteligentes e interesados.”

Su compañero de educación secundaria en la Alianza Francesa, Benjamín Galemiri lo recuerda así:
“Nunca pasé mejores y más vibrantes momentos que junto a Raúl, por su desarmante sentido del humor, el humor de las palabras con las que jugábamos todo el día. De alguna manera formábamos una especie de dupla humorística tipo hermanos Marx, ya que, a nuestra manera hacíamos la revolución de las palabras, que es la que yo seguí en mi vida. Raúl tenía libertad de reírse de medio mundo porque era un genio. Todo se le estaba permitido gracias a su fascinante luz interna. Era un huracán en matemáticas, en física, en química, en todas aquellas materias mas duras”

Las posibilidades de trabajo y de estudio en la República Federal Alemana no fueron fáciles para la familia, y a fines de 1976 optaron por trasladarse a Cuba, país donde los esperaban de brazos abiertos ya que Raúl y Tita habían respondido al llamado de la revolución en 1960, cuando la emigración masiva de profesionales, obligó a recurrir a la solidaridad internacional para cubrir los programas del nuevo régimen. Cuatro años habían permanecido entonces en la Isla, y su retorno doce años más tarde resultó como volver a casa.

Al arribar a Cuba, el joven Pellegrin, con solo 18 años a cuesta, no vaciló respecto a su futuro. Con la complacencia del padre y la ignorancia de su madre, se incorporó de inmediato a la formación militar, junto a otros chilenos llegados a la Isla en calidad de exiliados políticos.

Estudió allí hasta 1979 en la Escuela Inter armas General Antonio Maceo, con la misma tenacidad con que asumió todas las responsabilidades en su corta vida. Un compañero de carrera, Rafael Muñoz lo retrata así:

“Su inteligencia y modestia en imponerse por lógica le daba gran autoridad. Siempre estaba pensando más allá del momento que vivía. Tenía el respeto ganado por la autoridad que imponía con argumentaciones. Se tomaba el tiempo que fuera necesario para transmitir sus ideas. Era el único que tenía la capacidad de líder y jefe por sobre los demás. Para él no era preocupación el poder. Mas que un jefe, era un líder.”

A mediados de 1979, Fidel Castro reunió al contingente de militares chilenos preparados en Cuba y les planteó la necesidad de apoyar al Frente Sandinista en los combates decisivos que tenían lugar en Nicaragua. El joven Pellegrin se incorporó al frente de batalla con el nombre de Benjamín, y vivió en plenitud la felicidad del triunfo, contribuyendo a organizar el nuevo ejército de una revolución victoriosa, como lo afirma Miguel, uno de sus compañeros de lucha.

Raúl Alejandro retorna a Cuba ya experimentado en combates y es en 1980 cuando la situación que se vive en Chile define su próximo destino.
La dictadura chilena se afianza después de haber destruido la democracia, y busca institucionalizarse convocando en 1980 a un plebiscito destinado a aprobar una nueva constitución, referéndum que tendrá lugar sin registros electorales y sin mesas receptoras de sufragios sometidas al control popular.
El resultado es previsible, y el 11 de Septiembre de ese año, Pinochet anuncia la aprobación mayoritaria de una constitución que le asegura al menos otros 10 años de mandato.

Resultaba evidente que para poner fin a la dictadura no bastaban las formas tradicionales de lucha. En una histórica reunión efectuada dos meses más tarde en Estocolmo, Luis Corvalán invoca el derecho del pueblo chileno a la rebelión. Declara lo siguiente: “El pueblo sabrá descubrir en la lucha las formas específicas de expresión de su proceso democrático y revolucionario dando paso, seguramente, a los mas variados métodos que ayuden a desarrollar el movimiento de masas, aislar a la tiranía, aunar fuerzas, abrir perspectivas de victoria. Es el fascismo el que crea una situación frente a la cual el pueblo no tendrá otro camino que recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las formas de combate que lo ayuden, incluso a la violencia aguda, para defender su derecho al pan, a la libertad y a la vida” ( )



Estuve presente en el encuentro de Estocolmo y confieso que todos los presentes
quedamos conmovidos, respaldando el mensaje con una ovación inolvidable.
El planteamiento formulado por Corvalán contó con el respaldo unánime de la izquierda. Clodomiro Almeyda, Secretario General del Parido Socialista afirmó poco después en Madrid que “se abandonan las ideas aperturistas, y se da paso a la lucha insurreccional”.( )

Por su parte, el Presidente del Partido Radical, Anselmo Sule, declaró en México que “ya hay consenso en que el derecho a la rebelión es un derecho que se ha ganado el pueblo, y que la lucha armada, como parte de una lucha total, es también una forma de rebelión, aunque no la única.” ( )

También el Mapu, el Mapu Obrero Campesino y la Izquierda Cristiana manifestaron su respaldo a esta política.
Este es el verdadero origen del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que nace bajo iniciativa del PC chileno, como brazo armado de la resistencia contra la dictadura.

Raúl Alejandro ingresa clandestino a Chile a mediados de 1983, encabezando un contingente de combatientes del Frente. Ahora su apodo es Rodrigo, y mas tarde será José Miguel.

En el país se han iniciado las protestas poniendo en jaque la capacidad represiva de Pinochet, que hasta entonces parecía invencible. La presencia del Frente intensifica el nivel de las protestas, surgen las barricadas, las fogatas, los apagones que la población aplaude alborozada.



Hacia fines de 1985 tambalea el dictador. En la protesta de Octubre de ese año, el propio Pinochet aborda un helicóptero para constatar por sus propios ojos la magnitud del alzamiento popular. El Mercurio titula al día siguiente: “Santiago aislado por un cinturón de fuego”. Las protestas cubren ya todo el contorno de la capital. De Arica a Magallanes resuenan las cacerolas.

En 1986, considerado por nosotros el año decisivo, dos acontecimientos marcarán el rumbo de las acciones. El atentado a Pinochet que pone al descubierto la capacidad operativa del Frente, y el descubrimiento de los arsenales introducidos clandestinamente en Carrizal Bajo.

Previendo un desenlace incontrolable, y alarmado por la magnitud alcanzada por las protestas en Chile, el Departamento de Estado de los Estados Unidos presiona al dictador para llegar a un acuerdo que garantice la estabilidad del modelo vigente, al mejor estilo gato pardo, y cambia a su embajador para facilitar la imposición de una nueva estrategia. Además, el cardenal Fresno se suma a estos planes y propicia el llamado Acuerdo Nacional.

Con el transcurso del tiempo, tienen éxito las tentativas por dividir a la izquierda, y un sector importante se suma al Acuerdo Nacional que establece
-de hecho- el reconocimiento de la constitución pinochetista, aceptando la concurrencia al plebiscito convocado para 1988.

Ya sabemos la historia. El 5 de Octubre de ese año triunfa el No y a pesar de la obstinación del tirano por desconocer el veredicto de las urnas, las presiones internas e internacionales lo obligan a aceptarlo, pactando los términos de la transición que todos conocemos.

El curso de los acontecimientos ha erosionado las relaciones del Partido Comunista y del Frente, que nunca fueron de comprensión total, y en 1987 se produce la ruptura separándose del Partido un sector importante del rodriguismo encabezado por Raúl Alejandro.
Por uno y otro lado se cometieron errores y en definitiva, las masas buscaron espontáneamente un camino unitario, no insurreccional.
El Partido convoca a sus militantes a inscribirse en los Registros Electorales, a fin de asegurar el triunfo de la opción No en el plebiscito.

El libro de Tita nos cuenta que su hijo Raúl, junto con la colaboración de un reducido número de cuadros, fue consolidando un pensamiento propio que él mismo definiría como “El rodriguismo es la aplicación del Marxismo Leninismo a las realidades de Chile” Así nacieron dos documentos: el “Rediseño político Interno” y “Estrategia de la Guerra Patriótica Nacional”.



Según otro de sus compañeros -el Chino Rojas-, Raúl Pellegrin, “sabía que por el camino que se estaban dando los acontecimientos en 1988 se iban a perpetuar en nuestro país la dictadura y principalmente su sistema.
Ël quiso atravesarse en ese camino y no se equivocó en lo medular: el diseño de un país nacido en dictadura con matices y remiendos..”

Es conforme a la estrategia de la Guerra Nacional Patriótica que el Frente lanza a fines de Octubre de 1988 -días después del plebiscito- el ataque al cuartel policial de Los Queñes, concebido como una operación de propaganda armada, que concluye con la muerte de Raúl Pellegrin y de su compañera Cecilia Magni.
El resultado de la acción en Los Queñes, y la caída del Número Uno de la organización, terminaron por abortar casi desde su nacimiento, la estrategia de enfrentar a la dictadura en todos los terrenos.



Permítanme acá expresar una disgresión personal al margen del texto que estamos comentando.
Han transcurrido veinte años desde que ocurrieron estos sucesos y aun está pendiente un análisis serio y reflexivo de las causas que motivaron la ruptura del frente con la organización política que impulsó su creación.
Es indiscutible que las cosas se manejaron mal ya que el Partido apareció abandonando a su propia suerte a un destacamento admirable. A jóvenes que se jugaron la vida para contribuir a que todos nosotros podamos hoy disfrutar de nuestros derechos más esenciales.

El deber de todo revolucionario es procesar constantemente el estado de las relaciones sociales, analizando las condiciones objetivas y subjetivas existentes, a fin de definir la estrategia adecuada para cada etapa.
Yo mismo admito, que ya desde comienzos de 1986 comenzaba a constatar una merma sustantiva de las movilizaciones sociales. Con ocasión del paro nacional convocado para el 2 y 3 de Julio de ese año, el doctor Mario Vidal y yo fuimos encargados de dar el vamos a las protestas programadas en el centro de la capital, y nos encontramos que en el lugar donde antes éramos capaces de reunir varios miles de manifestantes, ahora habíamos congregado apenas unos 200 compañeros.
Algo había cambiado. Ya sea por habilidad de nuestros adversarios o por consecuencia de nuestras propias insuficiencias, lo cierto es que se había modificado la correlación de fuerzas.

Además, la coyuntura internacional estaba lejos de jugar en nuestro favor. Caía el muro de Berlín, uno tras otros desaparecían sin pena ni gloria los países socialistas de Europa, algo mas tarde zozobraba la revolución sandinista, y el neoliberalismo emergía avasallador en todo el orbe.

A estas alturas es fácil ser general después de la batalla: Ignoro los detalles del conflicto PC-Frente, pero percibo que no hubo los esfuerzos suficientes por parte de la Dirección del Partido para retener a todo el rodriguismo, y por otra parte, creo que el Frente se negó a entender los cambios operados en el movimiento de masas, empecinándose en continuar con su línea, no obstante la nueva situación.

El libro concluye con un relato pormenorizado de la doctora Carla Pellegrin, hermana de Raúl, que investigó pacientemente la verdad de lo ocurrido en Los Queñes. Carla pudo acceder al proceso judicial de este caso: 5 kilos de papeles desordenados que clasificó y seleccionó cuidadosamente. Entrevistó a sobrevivientes y recorrió paso a paso la zona del enfrentamiento, logrando reconstruir la última semana de vida de su hermano, y contribuyendo así al esclarecimiento de la verdad.



El empecinamiento de Carla y de Rafael Walker, ex marido de Cecilia Magni, impidieron que se cerrara la investigación judicial que había sido sobreseída once veces en el curso de 18 años, hasta que finalmente, hace apenas un año, un juez acucioso informó oficialmente, que estaban confesos y encarcelados los torturadores y asesinos de Raúl Pellegrin y Cecilia Magni, el Teniente Coronel de Carabineros Julio Verne Acosta, y el paco Mauricio Bezmalinovic.

Días atrás, con motivo de cumplirse 20 años del Plebiscito del NO, la Concertación recordó este acontecimiento con un magro acto efectuado en el Court Central del Estadio Nacional. Los medios de comunicación prestaron gran cobertura a esta celebración, lo que nos permitió enterarnos de nuevos antecedentes respecto a las tentativas de Pinochet por perpetuarse en el poder.
Varios dirigentes de la Concertación volvieron a ufanarse de haber derrotado a la dictadura sólo con un lápiz.
Esta afirmación es un insulto a la memoria histórica.



Jamás el tirano habría admitido ni siquiera llegar al plebiscito, a no mediar la magnitud que alcanzaron las protestas contra su régimen, en las cuales el Frente Patriótico Manuel Rodríguez desempeñó un rol fundamental. El plebiscito fue solo el corolario de un proceso social incontenible, al que se echó mano como tabla de salvación a fin de impedir un auténtico cambio social.

Los hechos objetivos demuestran que las aprensiones de Raúl Pellegrin tenían fundamento. El tirano retuvo durante varios años el puesto de comandante en jefe del ejército, y mas tarde ejerció como senador vitalicio, Su modelo económico sigue en pié al igual que la Constitución y el espurio sistema electoral binominal, y no ha sido derogada la Ley de Amnistía.

Es verdad que hemos avanzado en el esclarecimiento de muchos crímenes y algunos asesinos han sido privados de libertad.
Todo esto dentro de un cuadro político lleno de ambigüedades, de lo cual es un buen ejemplo el memorial dedicado a Jaime Guzmán, que está a punto de ser inaugurado. Es un homenaje al principal ideólogo de la dictadura, y autor de la constitución que ha sofocado nuestra democracia. Ignoramos si será cierto o no, pero se anuncia la posible presencia de nuestra Presidenta en el acto inaugural.

Destaquemos sin embargo, que los momios no la han sacado barata en este asunto, ya que el movimiento ciudadano impidió que dicho monumento se instalara en Plaza Baquedano debiendo levantarse bajo las polleras de la Embajada de los Estados Unidos, ya que está situado en la Costanera frente a esa sede diplomática. Podría decirse con toda propiedad que el diablo los junta.

Raúl Alejandro Pellegrin Friedmann tendrá algún día el sitial que se merece en la historia de Chile, junto a los héroes que venera nuestra patria. Al igual que Espartaco alzando a los esclavos contra el Imperio Romano; al igual que el guerrillero Manuel Rodríguez desafiando al ejército español, al igual que Salvador Allende defendiendo con su vida la democracia, al igual que Marta Ugarte, que Víctor Díaz, que Jorge Muñoz, al igual que Orlando Letelier, Carlos Prats, Miguel Enríquez y tantos otros compañeros que la historia sabrá honrar.

Gracias Tita por haber oxigenado la enrarecida atmósfera política con este texto honesto, conmovedor, a ratos dramático, pero necesario para la recuperación de la memoria histórica en nuestro país.


Santiago, 21 de Octubre de 2008.