lunes, 7 de febrero de 2011

PARA MIGUEL LAWNER, MUERTE O SUICIDIO, ALLENDE MURIÓ COMO UN VALIENTE DEFENDIENDO LA DEMOCRACIA EN LA MONEDA


MUERTE DE ALLENDE

Llama la atención el nuevo debate suscitado a raíz de la muerte del Presidente Allende, transcurridos 37 años desde el trágico 11 de Septiembre de 1973.
Como la vida me ha enseñado que los medios de comunicación son capaces de levantar cualquier suceso con el objeto de lograr algún objetivo encubierto, abrigo la sospecha que la publicitada reposición de este hecho tenga el propósito de concluir con la confirmación del suicidio, para demostrar así la total inocencia de los militares.

Mi opinión al respecto es la siguiente:

1.- Es indiscutible que las fuerzas armadas se alzaron contra el orden constitucional, defendido por el presidente hasta las últimas consecuencias junto al puñado de compañeros que intentaron repeler el asalto a La Moneda.

2.- Es indiscutible que las fuerzas armadas hicieron uso de todos los recursos bélicos disponibles para atacar La Moneda y acabar con sus defensores. Emplearon varios destacamentos militares provistos de vehículos blindados y tanques que acribillaron el edificio con proyectiles de grueso calibre y gases lacrimógenos, culminando esta acción con el lanzamiento de los rockets que destruyeron gran parte del palacio presidencial dejándolo envuelto en llamas.

3.- En consecuencia, el propósito de asesinar al presidente es indiscutible. No se ahorró ningún recurso para alcanzar este objetivo. No es fundamental para mi, determinar si el presidente murió víctima de una bala propia o ajena.

4.- Es indiscutible que –cuando empeoró el cuadro político- el presidente afirmó reiteradamente que no lo sacarían vivo del palacio presidencial. Conociendo su resolución y su consecuencia, está claro que jamás aceptaría huir al extranjero o rendirse quedando a merced de vejaciones o torturas.

5.-. Quienes estuvimos confinados en la Isla Dawson con los doctores Patricio Guijón y Arturo Jirón, testigos fundamentales de la muerte del Presidente, podemos asegurar que ambos han sostenido desde un comienzo que ningún militar había ingresado al segundo piso de La Moneda, hasta el momento en el cual el Presidente les ordenó a todos quienes lo acompañaban que cesaran la lucha y formaran una fila abandonando ordenadamente el palacio a fin de evitar una masacre.
Guijón regresó en busca de la máscara de gases, y en ese momento asegura haber escuchado un disparo en la proximidad, viendo de inmediato al presidente muerto, que yacía sentado en un sillón del salón Independencia, víctima de un suicidio originado por el uso de su arma.
También Jirón confirmó esta misma versión.



Conozco a Jirón desde nuestros años escolares en el Instituto Nacional y me consta que sería incapaz de mentir respecto a un hecho tan trascendental en nuestra historia. Jirón invitó a Guijón a colaborar como médico en La Moneda. Lo conocía personalmente y asegura que tampoco Guijón podría haber manifestado algo contrario a la verdad.

6.- El suicidio de Allende no disminuye en nada su estatura como líder del proceso revolucionario del Siglo XX que ha dejado huellas más profundas en la historia de la humanidad. Los oprimidos de los cuatro rincones del planeta vieron en su gobierno el modelo de alcanzar un mundo mas justo conservando las conquistas democráticas, defendiendo el derecho a usufructuar de los beneficios originados por la explotación de sus recursos naturales, acabando con la discriminación de género o de las minorías étnicas, abriendo las puertas de la universidad para todos, desatando la creatividad ilimitada de artistas e intelectuales.
No es sólo por el gesto heroico de entregar su vida que cada día aumenta el número de plazas, calles y monumentos en todo el mundo que se enorgullecen de llevar su nombre. Nada de eso cambiará sea cual sea el resultado de las investigaciones judiciales en busca de determinar la forma en que murió el presidente, como tampoco cambiará la resolución de los golpistas de ultimarlo a cualquier precio.

7.- Allende representa hoy, como lo puso de manifiesto en los excepcionales mil días de su mandato, la esperanza de encontrar una fórmula que asegure el bienestar de las mayorías, poniendo fin al dominio del gran capital, a la explotación desenfrenada de los recursos naturales, a la preservación del medio ambiente.
Su ausencia está cada día mas presente.

Miguel Lawner
7 de Febrero de 2011.




Queridos compañeros


Comparto la mirada de Lawnwer.

La discusión entre suicidio y asesinato es políticamete irrelevante.

"Se suicidó porque lo mataron". Me pareció un buen juicio de Larraín, el director de cine. Ya Littin lo dejó abierto en la película Dawson. Cuando bombardean el palacio, luego se lo incendian con él adentro, dar la vida fue un acto superior de coraje por sus valores humanistas.

Abrazos

S.Bitar