sábado, 28 de mayo de 2011

MARIO GOMEZ LOPEZ RECUERDA A SU AMIGO SOVIETICO GUENNADI SPERSKY



Falleció Guenadi Sperski, un personaje inolvidable, un hombre del barrio donde estaba Radio Moscú y a través de la cual un grupo de chilenos exiliados en distintos países del mundo que llegamos a ese lugar y no nos deslumbró el Kremlin, que está muy cerca de esa emisora, sino este personaje que tuve la oportunidad de conocer día a día, pero que en el último atardecer hasta últimas horas de la noche, recorrimos las calles que lo vieron desde niño acudir en ayuda de cualquiera que tuviera un problema, un dolor, un sufrimiento.

Nosotros fuimos como aquellos que menciono, porque Sperski no era un hombre que hablaba para contar cosas sino para expresar su respeto por los chilenos que luchaban en el exilio o se comunicaban con los compatriotas que vivían en un mismo exilio pero en otros lugares.

Y también para llegar a Santiago y todo el país con noticias que recibíamos de esos exiliados, de agencias internacionales, de viajeros que iban y venían. El me pidió que antes de irme lo acompañara a recorrer su barrio y cometí el error de no grabarlo, porque yo retornaba del exilio y tuve el privilegio de ir a despedirme de quienes continuarían trabajando, como nuestro jefe, el Premio Nacional de Literatura, José Miguel Varas.



Es un privilegio hablar de él, porque no era fácil ser su amigo, porque su única preocupación era que no tuviésemos ningún problema para transmitir hacia Chile y el mundo. Tenía esa extraña dulzura del hombre de la esquina que desde niño afincó sus sueños en ese lugar donde año a año desfilaban en los aniversarios patrios los soldados soviéticos.

Nunca he soñado con Sperski pero nunca he dejado de recordarlo con el respeto más profundo y el cariño más auténtico. Con todo eso él nos ayudó a que los exiliados chilenos en Radio Moscú pudieran realizar la tarea de contribuir a la caída del tirano.

Sperski, no sabes cuánta gente me ha parado en la calle desde que llegué en 1983 para contarme cómo ellos escuchaban Radio Moscú en las noches.
La noche de mi despedida no sólo conocí el barrio sino que ingresé a incontables "boliches" que nadie podía suponer era un bar y que él pedía una botella para compartir su relato y la conversación.

Chao viejo amigo, ya viejo me hice más hombre porque cuando dejaba comida en el plato en el comedor de Radio Moscú, más de una vez, tú, me dijiste: no te olvides cuando llegaba alguien de Leningrado rompiendo el cerco nazi no había comida para darle. De esa manera yo me empapé de su vida y me enternecí con su inmensa solidaridad de trabajador de su tiempo.
Chao, amigo mío.



Mario Gómez López y familia.
Santiago de Chile 27 de mayo 2011.