LA HISTORIA DE "LOS PILSENERS"
TESTIMONIOS DE NUESTRA AMISTAD CON
LUIS ALBERTO CORVALAN CASTILLO
Recuerdos de nuestro compañero del Liceo, expresados el día 17 de Junio de 2005 por Ruth Vuskovic, Virginia González, Cecilia Zunzunegui, Eduardo Jorquera y René Rojas.
Luis Alberto apareció en nuestras vidas el año 1965, año en que fuimos compañeros de curso en el Liceo Manuel de Salas, mientras cursábamos el Quinto año de Humanidades (Biólogo 1), teniendo nosotros alrededor de quince o dieciséis años de edad.
Algunos de nosotros lo veíamos como un moreno chiquitito, entaquillado y choro. Era algo mayor que nosotros, agrandado en su manera de ser. En aquella etapa de la vida, uno o dos años de diferencia en la edad con los demás establece notorias distancias de ventaja en varios temas con sus pares.
Luis Alberto provenía de una familia donde se trataban temas trascendentes y de relevancia, puesto que su padre era Senador de la República y Secretario General del Partido Comunista. Entonces, su hogar era frecuentemente visitado por figuras del quehacer político y de la actualidad nacional, ocasiones donde con toda seguridad se discutirían algunos temas de importancia que para nosotros aún estaban lejos de ser nuestra preocupación principal.
Por lo anteriormente expresado, para nosotros Alberto aparecía como un compañero con más madurez, que tenía una mayor trayectoria de vida, puesto que habría vivido y conocido situaciones que para nosotros aún eran desconocidas, y eso nosotros lo percibíamos.
Fumaba cigarrillos Lucky Strike, sin filtro, que para el resto nos parecía un cigarrillo muy fuerte, más de alguno de nosotros quedaba absolutamente mareado con una sola piteada. Era otro pequeño detalle que nos hacía verlo diferente, partidario de sensaciones más fuertes.
Chico pero más musculoso que nosotros, los compañeros que aún teníamos cuerpo de adolescentes.
Bueno para los “combos”
Su uniforme, aunque era el oficial, siempre tenía matices diferentes, quizás la tela, la forma, el talle, los colores, la corbata, etc.
La pinta no oficial también tenía aquellos matices que siempre lo hacían lucir muy bien y distinto a los demás.
Ruth comienza su pololeo con Luis Alberto el 25 de Julio de 1965, día en que le da el sí, y Luis Alberto regresa corriendo hasta su casa, de pura felicidad.
Se reconoce un vinculo muy fuerte de amistad que surgió entre Luis Alberto y el grupo formado por Eduardo Jorquera, Mario Meza, Guillermo Oliver y René Rojas, quienes desde antes ya manteníamos una relación de amistad debido, entre otras razones, a que vivíamos cerca, conocíamos a las familias de cada uno desde muchos años y éramos compañeros desde antes, desde el curso “Cuarta Preparatoria” del año 1958.
Este grupo fue muy importante para cada uno de sus integrantes y mantuvieron por siempre una férrea amistad, aún después de egresar del Liceo.
Originalmente se formalizó como un grupo de estudio y de actividades deportivas.
Existía en el Liceo una actividad voluntaria para los días sábados, denominada “Mañana Deportiva”. Este grupo decidió participar todos los sábados en esta actividad y, como éramos cinco integrantes, formamos un equipo de basketball y baby fútbol, cuya participación requiere de cinco jugadores.
Este grupo deportivo lo bautizamos como “Los Pilseners”, en alusión a la cerveza que en esos años se distribuía. Las razones de este nombre se fundamentaba en dos acontecimientos.
· Para nuestras prácticas deportivas, compramos unas camisetas baratas y de mala calidad, de color amarillo, similar a la cerveza Pilsener.
· Terminada la “Mañana Deportiva” del sábado, si teníamos dinero o si hacíamos una “vaca”, pasábamos a la “Fuente Suiza” en la Avda. Irarrázaval, a tomarnos una Pilsener y luego nos íbamos a nuestros respectivos hogares.
Este grupo, además, se juntaba a estudiar y a hacer trabajos escolares, en las casas de cada uno de sus integrantes. Una actividad muy importante que realizamos en este contexto, fue la preparación para rendir la Prueba de Aptitud Académica.
Los Pilseners fueron reconocidos por sus integrantes, por los demás compañeros y por los Profesores, como un grupo consolidado y estable.
La rotativa de casas que hacíamos para estudiar, nos permitía asistir también a la casa de Luis Alberto, ocasión que aprovechábamos de alternar con toda la familia, incluyendo a don Luis Corvalán y a muy ilustres visitantes de ese hogar, quienes desempeñaban actividades públicas de relevancia.
Como grupo reconocíamos que las visitas a ese hogar correspondían a una situación de mucha confianza, más que nada por los aspectos íntimos o privados que conocimos de tan altos personajes de la vida pública y política. Por tal razón nunca comentábamos con nadie las experiencias vividas en el entorno íntimo de Luis Alberto.
Sabíamos que Luis Alberto valoraba mucho esa discreción y eso hizo aumentar mucho la confianza que en nosotros tenía.
Debido al hermetismo de ese grupo es que hay muchas anécdotas vividas en esa época, que en esta reunión testimonial han sido relatadas por los integrantes del grupo “Los Pilseners”, que nunca antes habían sido conocidas por los demás.
Por ejemplo, recordamos las siguientes anécdotas:
- Ruth guardada en una cajita de fósforo, por Luis Alberto, para tenerla imaginariamente muy cerca. Destape de la cajita, por miembros del grupo, imitando voz de Ruth e interrogando a Luis Alberto.
- Viajes en vacaciones de Invierno y de Septiembre a el Quisco, para pasar solos algunos días de relajo y de aventuras.
- Entradas gratis para ir al cine, disfrutando películas como los spaghetti western y otras de moda. Recorrido por los cines de la época, en la comuna de Ñuñoa.
- Lecciones de conducción de vehículo, dictadas por Luis Alberto en camioneta tipo furgón.
- Ensayo de dibujo de nervaduras de hojas para clase de Artes Plásticas
- Chutear a un gato, elevándolo algunos metros.
- Nombre de la Provincia de Áysen
- Mesa tipo “frailera”
- etc.
Luis Alberto era el más reflexivo en el grupo, era el que parecía como más adulto, más sabio, más conocedor de la vida. Lo demuestra el relato de Gini, quién recuerda los comentarios de su padre, respecto a conversaciones que Luis Alberto habría sostenido con él con motivo de reuniones en su casa. También recuerda el premio “Orden Manuel de Salas”.
Cecilia y Ruth recuerdan sus caminatas en grupo después de clases, con sus Pololos Eduardo y Luis Alberto, la galantería de llevarles los pesados bolsones y los duelos tipo cow-boy, la micro Catedral N° 9, etc.
Recordamos las canciones de Charles Aznavour y Gilbert Becaud, que cantaba Luis Alberto.
Vinieron las fiestas o bailoteos, con horario de comienzo y de término bastante temprano. Ellos en tenida formal, con corbata, ellas muy elegantes y con peinados de peluquería.
Ellos con corte de pelo más bien corto que largo, siempre afeitados y perfumados.
Llegó el año 1966, la graduación de sexto humanidades, las fiestas de despedida, la Prueba de Aptitud Académica, la primera que se rendiría para los procesos de selección universitaria.
Terminaba aquella que hemos reconocido como una de las etapas más importantes de nuestras vidas, y la vivimos en nuestro Liceo, en nuestras calles, en micros y trolley, con nuestras familias, con nuestras queridas compañeras y compañeros y con un compañero-amigo ejemplar que recordamos por siempre, Luis Alberto.
Nuestra transformación en Estudiantes Universitarios, con todo lo que aquello significaba nos permitió sólo mantener contactos esporádicos entre nosotros.
Pero otro de los acontecimientos importantes de nuestras vidas nos permitiría reunirnos nuevamente con quienes tanto apreciábamos. Fue con ocasión de los matrimonios de Guillermo Oliver con Silvia, de Eduardo Jorquera con Cecilia y de Luis Alberto con Ruth.
Pronto vendría aquel Septiembre negro y rojo, que nos marcaría para el resto de nuestras vidas.
Con mucho afecto,
René Rojas San Martín
Secretario
TESTIMONIOS DE NUESTRA AMISTAD CON
LUIS ALBERTO CORVALAN CASTILLO
Recuerdos de nuestro compañero del Liceo, expresados el día 17 de Junio de 2005 por Ruth Vuskovic, Virginia González, Cecilia Zunzunegui, Eduardo Jorquera y René Rojas.
Luis Alberto apareció en nuestras vidas el año 1965, año en que fuimos compañeros de curso en el Liceo Manuel de Salas, mientras cursábamos el Quinto año de Humanidades (Biólogo 1), teniendo nosotros alrededor de quince o dieciséis años de edad.
Algunos de nosotros lo veíamos como un moreno chiquitito, entaquillado y choro. Era algo mayor que nosotros, agrandado en su manera de ser. En aquella etapa de la vida, uno o dos años de diferencia en la edad con los demás establece notorias distancias de ventaja en varios temas con sus pares.
Luis Alberto provenía de una familia donde se trataban temas trascendentes y de relevancia, puesto que su padre era Senador de la República y Secretario General del Partido Comunista. Entonces, su hogar era frecuentemente visitado por figuras del quehacer político y de la actualidad nacional, ocasiones donde con toda seguridad se discutirían algunos temas de importancia que para nosotros aún estaban lejos de ser nuestra preocupación principal.
Por lo anteriormente expresado, para nosotros Alberto aparecía como un compañero con más madurez, que tenía una mayor trayectoria de vida, puesto que habría vivido y conocido situaciones que para nosotros aún eran desconocidas, y eso nosotros lo percibíamos.
Fumaba cigarrillos Lucky Strike, sin filtro, que para el resto nos parecía un cigarrillo muy fuerte, más de alguno de nosotros quedaba absolutamente mareado con una sola piteada. Era otro pequeño detalle que nos hacía verlo diferente, partidario de sensaciones más fuertes.
Chico pero más musculoso que nosotros, los compañeros que aún teníamos cuerpo de adolescentes.
Bueno para los “combos”
Su uniforme, aunque era el oficial, siempre tenía matices diferentes, quizás la tela, la forma, el talle, los colores, la corbata, etc.
La pinta no oficial también tenía aquellos matices que siempre lo hacían lucir muy bien y distinto a los demás.
Ruth comienza su pololeo con Luis Alberto el 25 de Julio de 1965, día en que le da el sí, y Luis Alberto regresa corriendo hasta su casa, de pura felicidad.
Se reconoce un vinculo muy fuerte de amistad que surgió entre Luis Alberto y el grupo formado por Eduardo Jorquera, Mario Meza, Guillermo Oliver y René Rojas, quienes desde antes ya manteníamos una relación de amistad debido, entre otras razones, a que vivíamos cerca, conocíamos a las familias de cada uno desde muchos años y éramos compañeros desde antes, desde el curso “Cuarta Preparatoria” del año 1958.
Este grupo fue muy importante para cada uno de sus integrantes y mantuvieron por siempre una férrea amistad, aún después de egresar del Liceo.
Originalmente se formalizó como un grupo de estudio y de actividades deportivas.
Existía en el Liceo una actividad voluntaria para los días sábados, denominada “Mañana Deportiva”. Este grupo decidió participar todos los sábados en esta actividad y, como éramos cinco integrantes, formamos un equipo de basketball y baby fútbol, cuya participación requiere de cinco jugadores.
Este grupo deportivo lo bautizamos como “Los Pilseners”, en alusión a la cerveza que en esos años se distribuía. Las razones de este nombre se fundamentaba en dos acontecimientos.
· Para nuestras prácticas deportivas, compramos unas camisetas baratas y de mala calidad, de color amarillo, similar a la cerveza Pilsener.
· Terminada la “Mañana Deportiva” del sábado, si teníamos dinero o si hacíamos una “vaca”, pasábamos a la “Fuente Suiza” en la Avda. Irarrázaval, a tomarnos una Pilsener y luego nos íbamos a nuestros respectivos hogares.
Este grupo, además, se juntaba a estudiar y a hacer trabajos escolares, en las casas de cada uno de sus integrantes. Una actividad muy importante que realizamos en este contexto, fue la preparación para rendir la Prueba de Aptitud Académica.
Los Pilseners fueron reconocidos por sus integrantes, por los demás compañeros y por los Profesores, como un grupo consolidado y estable.
La rotativa de casas que hacíamos para estudiar, nos permitía asistir también a la casa de Luis Alberto, ocasión que aprovechábamos de alternar con toda la familia, incluyendo a don Luis Corvalán y a muy ilustres visitantes de ese hogar, quienes desempeñaban actividades públicas de relevancia.
Como grupo reconocíamos que las visitas a ese hogar correspondían a una situación de mucha confianza, más que nada por los aspectos íntimos o privados que conocimos de tan altos personajes de la vida pública y política. Por tal razón nunca comentábamos con nadie las experiencias vividas en el entorno íntimo de Luis Alberto.
Sabíamos que Luis Alberto valoraba mucho esa discreción y eso hizo aumentar mucho la confianza que en nosotros tenía.
Debido al hermetismo de ese grupo es que hay muchas anécdotas vividas en esa época, que en esta reunión testimonial han sido relatadas por los integrantes del grupo “Los Pilseners”, que nunca antes habían sido conocidas por los demás.
Por ejemplo, recordamos las siguientes anécdotas:
- Ruth guardada en una cajita de fósforo, por Luis Alberto, para tenerla imaginariamente muy cerca. Destape de la cajita, por miembros del grupo, imitando voz de Ruth e interrogando a Luis Alberto.
- Viajes en vacaciones de Invierno y de Septiembre a el Quisco, para pasar solos algunos días de relajo y de aventuras.
- Entradas gratis para ir al cine, disfrutando películas como los spaghetti western y otras de moda. Recorrido por los cines de la época, en la comuna de Ñuñoa.
- Lecciones de conducción de vehículo, dictadas por Luis Alberto en camioneta tipo furgón.
- Ensayo de dibujo de nervaduras de hojas para clase de Artes Plásticas
- Chutear a un gato, elevándolo algunos metros.
- Nombre de la Provincia de Áysen
- Mesa tipo “frailera”
- etc.
Luis Alberto era el más reflexivo en el grupo, era el que parecía como más adulto, más sabio, más conocedor de la vida. Lo demuestra el relato de Gini, quién recuerda los comentarios de su padre, respecto a conversaciones que Luis Alberto habría sostenido con él con motivo de reuniones en su casa. También recuerda el premio “Orden Manuel de Salas”.
Cecilia y Ruth recuerdan sus caminatas en grupo después de clases, con sus Pololos Eduardo y Luis Alberto, la galantería de llevarles los pesados bolsones y los duelos tipo cow-boy, la micro Catedral N° 9, etc.
Recordamos las canciones de Charles Aznavour y Gilbert Becaud, que cantaba Luis Alberto.
Vinieron las fiestas o bailoteos, con horario de comienzo y de término bastante temprano. Ellos en tenida formal, con corbata, ellas muy elegantes y con peinados de peluquería.
Ellos con corte de pelo más bien corto que largo, siempre afeitados y perfumados.
Llegó el año 1966, la graduación de sexto humanidades, las fiestas de despedida, la Prueba de Aptitud Académica, la primera que se rendiría para los procesos de selección universitaria.
Terminaba aquella que hemos reconocido como una de las etapas más importantes de nuestras vidas, y la vivimos en nuestro Liceo, en nuestras calles, en micros y trolley, con nuestras familias, con nuestras queridas compañeras y compañeros y con un compañero-amigo ejemplar que recordamos por siempre, Luis Alberto.
Nuestra transformación en Estudiantes Universitarios, con todo lo que aquello significaba nos permitió sólo mantener contactos esporádicos entre nosotros.
Pero otro de los acontecimientos importantes de nuestras vidas nos permitiría reunirnos nuevamente con quienes tanto apreciábamos. Fue con ocasión de los matrimonios de Guillermo Oliver con Silvia, de Eduardo Jorquera con Cecilia y de Luis Alberto con Ruth.
Pronto vendría aquel Septiembre negro y rojo, que nos marcaría para el resto de nuestras vidas.
Con mucho afecto,
René Rojas San Martín
Secretario
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