sábado, 9 de enero de 2010

Lo que se impone hoy es la unidad de los demócratas



Por Marcel Garcés. Periodista. miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital

El año del Bicentenario encuentra a Chile en un momento definitorio. La Derecha chilena, cuya responsabilidad histórica en los violación de los Derechos Humanos y sociales en Chile, la gestación, apoyo, defensa y clara complicidad con la dictadura de Pinochet es innegable, puede apropiarse de la Presidencia de Chile.

Esta es la realidad con la que empezamos el año: el riesgo de que los que violentaron la democracia y el derecho a la vida, a la seguridad, de quienes no logran enmascarar su carácter autocrático lleguen a La Moneda y sumen el Ejecutivo, a su poder político y económico.

Sería la culminación de una operación política y comunicacional con la cual han buscado blanquearse de su participación en los crímenes de quienes encargaron hacer trabajo sucio en 1973, y bajo la tiranía.

Por ello la responsabilidad es tan grande. Y hace falta un aprendizaje urgente de los valores de la democracia para asumir cada ciudadano, una actitud responsable con el país, con la sociedad y la historia.

Ello tiene que ver, en primer lugar, con sacar las debidas lecciones de la historia, dejar de lado la soberbia y el mesianismo de creerse dueños de la verdad. Aprender , con modestia, del dolor de la experiencia vivida y sufrida el valor, de la unidad del pueblo, dl respeto a las diferencias, y sobre todo los valores de la democracia, de la responsabilidad por el futuro del país y de su pueblo.

Una lección de la historia es que los demócratas deben enfrentar unidos los desafíos que se ponen en el escenario político. La lección aprendido en 1973, bajo la dictadura, en la prisión, ante los torturadores, en el exilio es que cuando los demócratas se dividen, o peor, cuando se enfrenta entre sí, generalmente manipulados por la propaganda de sus enemigos, pierde la democracia y pierden los ciudadanos, se abre camino a los enemigos de la democracia y la libertad, a los verdugos y asesinos.

Por eso hoy es la hora de la unidad del pueblo democrático, mas allá de la visión que tengan sobre determinados aspectos mas o menos cuyunturales.

La disyuntiva sigue siendo entre la democracia o la autocracia, entre los derechos del pueblo y los intereses de los clanes económicos, entre el progreso y el oscurantismo, la libertad o la tiranía.

Lo cierto es que cada momento de la historia tiene sus tareas políticas. E impone las condiciones de las mismas.

Y por cierto se conforman las fuerzas sociales y oolíticas, y sus instrumentos orgánicos, en función de esos objetivos y tareas.

Tiene razón Lautaro Carmona cuando reflexiona en “El Siglo”, (número 9.167, del 1 al 7 de enero, 2010): “Debe producirse un salto en nuestra comprensión de la política de alianzas, que es una politica de unidad”.

“Las alianzas serán las que requiere la situación y no las que a mi me gusten de antemano. Esa es otra maduración muy potente. Yo no me imagino que el salto en Chile sea sólo con nosotros o sea sin nosotros. Creo que es con nosotros y también con otros. Y eso se va a establecer en la vida”, dice el dirigente del PC, elegido diputado fruto de esta maduración política vivida en lel marco del llamado Pacto por Omisión.

Obviamente no se trata de una alianza circunstancial para simplemente ganar una elección, para una tarea de la coyuntura, sino para enfrentar tareas nacionales de carácter estratégico: la defensa, consolidación, profundización y ampliación de la democracia y la defensa de los derechos de los chilenos.

En definitiva la tareas de hoy y de mañana es la Democracia. Tarea que no se limita en un triunfo electoral, que en si mismo tiene su vital importancia, ya que su horizonte y perspectiva está mas allá del 17 de enero.

Los objetivos políticos son, en primer término ganar con Frei, derrotar a la derecha, con Piñera. Pero la perspectiva es, debe ser, mucho más amplia. Y en tiene cabida en ella el mas amplio arco de fuerzas progresistas y democráticas.

La suma de las esperanzas y proyectos puede perfectamente ir mas allá de las actuales agrupaciones de partidos, movimientos o sensibilidades progresistas y democráticas, porque los fenómenos políticos vividos en la última elección constatan que hay sectores que mantuvieron su compromiso político con la Concertación, hubo quienes encontraron una respuesta a sus inquietudes y malestar en los planteamientos de Marco Enríquez-Ominami, que votaron transversalmente por comunistas y por Frei, o que se pronunciaron por el planteamiento del Juntos Podemos Más.

Hay espacio para un tipo de alianzas que se plantee un programa para una nueva realidad y nuevas tareas colectivas para Chile, además de la tarea principal de hoy.

Entonces la opción de hoy es Frei, la unidad de los democratas, y la perspectiva de avanzar hacia nuevos y ambiciosos objetivos políticos y sociales.

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